Luna y sus estrellas

En esta noche de Súperluna me encontré este escrito, redactado meses atrás en un viaje...

En el calor de una noche en tierras lejanas, mirando hacia el piso no encontré en qué pensar. Levanté la mirada implorando inspiración y me encontré con mi eterna compañera, que no me abandonó a pesar de haber cruzado medio continente. Esa Lunita de tantos escritos estaba en su mitad, como si hubiera sido cortada con extrema precisión en su diámetro. Pero para darle magia al asunto pude percibir tres estrellitas que rodeaban a la Luna en el espacio faltante para que fuera llena, casi tratando de completarla. Me provocó mucha ternura ver la intención de los tres astros, que se acercaron para darle a mi compañera todo eso que le faltaba.
Pero, tristemente, las estrellas se ven muy pequeñas y es inevitable que la Luna se vea incompleta. Si somos sinceros, la Luna es mucho para ellas tres. La única forma de que la Luna esté llena es esperando que se cierre un ciclo, sin tratar de forzar el proceso ni encontrar reemplazos que no la merecen.
Gracias por la enseñanza, Lunita de mi vida.


Una nueva oportunidad

Vísperas del once de agosto.

Qué tan loco puedo estar para volver a salir y buscarte otra vez.
Lunático, porque aquí estoy en el frío viéndote de nuevo. Te agradezco el gesto de mirarme dignamente, y ahora puedo decir con total certeza lo mucho que te quiero.
Nuestra historia es una marea de esas que generas, con muchas etapas y personalidades pero cobijada por un simple sentimiento: esa admiración que sabemos conocer.
Te ves linda, justo como me gustas. Espero mi sonrisa te devuelva algo de esa pureza.
Buenas noches, amor de mi vida.


Superluna de nuevo

Diez de agosto.

Qué bonita estás hoy. Te ves particularmente radiante y orgullosa. 
Me siento feliz, no sé, escribiéndote. Mi sonrisa entiende lo que pasa; tú y yo no.
Hola. 
Hola linda. ¿Cómo te trata la Nada en la que descansas? Te vez preciosa en tu redondez y luz, casi cortejándome. Qué bonita sonrisa.
No te sientas incómoda si te digo lo mucho que me gustas. Es normal, supongo. Extraordinario...
¡Querida Superluna! Nos volvemos a ver. 
Me siento hablando solo.
Te vi un segundo y te escondiste tras una Supernube.
Te esperé una hora y no volviste a mirar.
Me engañaste.
Si hoy digo que estoy loco, me crees. Yo me creo.
Hasta mañana. 


Hermano

Me encontré un pequeño texto que redacté días después de la muerte de mi gato, fallecido hace dos meses...

Nos vimos crecer y lo agradezco. Me acompañaste en las mejores y las peores, siempre dándome el cariño capaz de hacerme feliz. Aún recuerdo cuando llegaste a casa y tenías menos de 2 meses; mientras tú descubrías yo ya sabía de la fraternidad que nos iba a unir. Hoy no me queda más por decir sino gracias por hacerme feliz durante 8 años, y ser mi pequeño compañero.
Me duele tu muerte porque no lo merecías. Me duele tu muerte por inesperada. Me duele tu muerte porque no pude hacer nada, y por pasar en tan corto tiempo.
Descansa gatito, te tocó morir por tener un gran corazón, pero recuerda que ese corazón me hizo feliz y tu recuerdo llenará el mío por el resto de mi vida.
Gracias.


La cuestión del salario mínimo y la mentalidad de los pobres

Cuando escriba el término "pobre" me referiré a aquellas personas escasas de mentalidad que, aunque suelen coincidir generalmente con aquellas pobres de estrato, no son lo mismo. Pobre es aquella persona que es enemiga del trabajo, espera que el gobierno le genere un aumento en sus ingresos y no concibe ideas emprendedoras. 
Con el inicio del 2014 se estableció un aumento en el salario mínimo calculado a partir de la tasa de inflación para el nuevo año y el aumento en la productividad. La tasa de inflación quedó en 1,89%, mientras que el aumento en la productividad fue del 2%. En condiciones normales el aumento del salario mínimo, siguiendo la teoría económica, debió haber oscilado alrededor del 3,89%. Sin embargo no fue así: se acordó un aumento del 4,5%. En otras palabras se les regaló un 0,61% a los trabajadores que en esta ocasión salieron victoriosos. 
Ahora, mirando en las redes sociales y noticieros, me he podido percatar que, no obstante, la gente trata de ladrones a los empresarios ya que el aumento en su salario se basa en unos míseros 20.000 pesos. Tienen razón, 20.000 pesos es poco. Pero si a mi me regalaran plata, yo no protestaría porque el regalo fue chiquito. Ese 0,61% fue un regalo y, así como pudo ser más, pudo ser menos.
Teorícamente debió ser menos.
Puedo entender que la gente no sepa que un alto aumento en el salario mínimo genera desempleo y eso desestabiliza cualquier economía, ya que no todos lo saben. Pero no puedo entender la mentalidad del pobre que quiere que le regalen todo. 
Señor pobre, si su costo de vida aumentó una cantidad y además tuvo un cierto nivel de progreso, su remuneración debería ser igual a la suma de esos dos términos. No deberían regalarle nada. Si quiere un mejoramiento considerable en su nivel de vida, ¡gáneselo! No espere que las negociaciones provoquen una lluvia de dinero sobre su casa. Eso no existe.
El pobre puede ser buen empleado y lo que sea, pero no tiene educación financiera. Como ciudadanos todos deberían saber que nada es gratis en la vida, y si se quiere mejorar debe ser por obra propia, no del gobierno. Reclamarle al gobierno porque los regalos que se recibieron no son suficientes es de pobres. Es de gente que nunca progresará y quedará estancada en la pobreza por innumerables generaciones. Culpa de ellos.
¿Qué tal si en cambio de gastar el tiempo invertido en quejarse trabajaran un poco más y generaran unos ingresos extra? Ese capital podría invertirse en algún activo y podría empezar a generar ingresos pasivos, aumentando el nivel de vida considerablemente. No es tan difícil empezar a crecer para el que lo quiere. El que es pobre lo es porque quiere, no porque no tenga más opciones.
Existe una enorme diferencia entre ser pobre y no tener dinero.